En septiembre de 1859, se produjo una explosión solar tan intensa que resultó visible para el ojo humano. Luego, comenzó una feroz tormenta geomagnética y las auroras boreales se pudieron ver en Cuba, las Bahamas y Hawai. Mientras tanto, los ingenieros dedicados a la telegrafía desconectaron las baterías ¡y utilizaron la electricidad de las auroras para realizar las comunicaciones! ¿Esto podría volver a suceder?
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http://ciencia.nasa.gov/headlines/y2008/06may_carringtonflare.htm?list1052466